miércoles, 6 de mayo de 2009

Etapa 9. Domingo, 3 de mayo de 2009. Santiago a Madrid




Juan recoge a Julio para ir a por la furgoneta. Dejamos la pensión San Pelayo (no ir, no ir, no ir. Repito: no ir a esa pensión) y nos encontramos a dos peregrinos. Van a Finisterre. Nos ponen los dientes largossss. Cuatro días más y hacemos ida y vuelta. En Muxía hay unas rocas mágicas. Hay que hacerlo un año de estos.

En fin, solo nos queda ir a la misa del peregrino, a la que llegamos tarde..., a darle un abrazo al santo y pedirle por muchas personas a las que queremos. Este año me entretengo más.

Nos volvemos a Madrid en un viaje sin retenciones y con alegría por haber terminado sin incidentes y con tristeza precisamente por eso, por haberlo acabado.

Cuando llegamos a Madrid, nos espera una gran sorpresa. El resto de la familia Zugasti que no ha ido a Santiago nos ha preparado unas medallas. Nos las colocan y nos hacemos fotos. Esta familia es espectacular. Tenemos ganas de llegar a casa a descansar, que al día siguiente toca ir al curro.

Porque nos pagan, si no iba a ir la madre del topo (topota madre)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Suscribo al pie de la letra lo de que "Porque nos pagan, si no, iba a ir la madre del topo...".
Aunque la ilusión de preparar algo "mesejante" para el año que viene, no va a faltar.
Julio C.

María Zugasti dijo...

UUoooohhh!!! Somos espectaculares por unas medeallas hechas con servillets de colores!!! Jeje.
La intención era daros la enhorabuena por el duro Camino en el momento de la llegada a Madrid, dado que las circistancias hicieron imposible nuestra presencia en Santiago.
Me alegra que te gustaran y que te acordaras de comentarlo en el blog, hecho que te agradezco tanto como que creas que un acto tan sencillo es a la vez tan grandioso.
Un besazo,
María.
P.d.: se te echó de menos cuando nos comimos la súper fabada de Juan viendo las fotos de tus compañeros de viaje.