domingo, 9 de mayo de 2010

Etapa 15. Jueves, 6 de mayo de 2010. Kafka


Salimos de Orense tarde, la noche ha acabado a las tantas. A 2 km. nos damos cuenta de que no nos han devuelto los dni en el hostal. Pedro, Juan y Julio vuelven. El resto seguimos y llegamos a un cuestón de 2 km. con pendiente imposible.


Canedo, se llama. La velocidad de subida no supera los 5 km/h, más lentos que si fuéramos andando. No sabemos por donde, los otros acometen la subida por otro lado. Hacen 6 km. en vez de 2 km. pero más tendidos...



Seguimos las flechas amarillas, pero pasamos por distintos pueblos hasta Cea y no nos coinciden con las guías que llevamos. Supuestamente es una etapa corta, de unos 40 km. pero al final haremos casi 50 km.



En Cea comemos un cocido gallego matador, con pan del mismo nombre del pueblo, que tiene fama. Es denso como el chapapote. Al salir del restaurante, el Sr. Paniagua y yo literalmente caemos en un prado mientras los demás reparan un pinchazo a Lucía.


Seguimos a trancas y barrancas hasta el monasterio de Oseira, y como vamos mal de tiempo, desestimamos otra siesta en el verde. El monasterio lo vemos por fuera, porque la visita eran 50 minutos y algunos necesitamos deponer nuestra actitud en un bar cercano. 


Seguimos las indicaciones de la señora del bar y empezamos a dar vueltas por el monte como si se nos hubiera perdido algo. Nuevo pinchazo, esta vez en mi bici, que lleva las ruedas bajas todo el camino y me cuesta el doble moverla.


Cuando nos hartamos de dar vueltas, preguntamos a otro lugareño. Terminamos en la carretera general a varios km. de Castro-Dozón y especialmente flojos de fuerzas. El no dormir y el cansacio acumulado, es lo que tiene. La luz es preciosa para hacer fotos pero vamos tan cansados que hacemos las mínimas imprescindibles. El paisaje lo merece. Al menos un par de ellas.



Gracias a que algunos chuchos están atados, podemos conservar intactas nuestras extremidades. 

El albergue está a las afueras y cuesta arriba. Hacemos un último esfuerzo. Mandamos la fragoneta a recoger a Alex.

Menos mal que Yolanda ha repartido los sacos encima de las literas antes de que llegáramos. Hemos llegado ya casi de noche. Si no hubiera habido sitio nos hubiéramos amontonado en la fragoneta. Creo que no hubiéramos hecho más km. ni hartos de calimocho.

Bajamos al pueblo ya de noche, y en el primer bar nos acantonamos.



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