sábado, 1 de mayo de 2010

Etapa 8. Viernes, 29 de abril de 2010. Brutal


De La Calzada de Béjar, salimos bien desayunados del albergue Alba-Soraya, supongo que serán los nombres de las hijas de la alberguera, Manuela.

Antes de que Manuela nos prepare el desayuno, leo algunos cuadros que tiene en la pared. Uno muy interesante, son frases de Teresa de Calcula, que dicen así:

El día más bello. Hoy
La cosa más fácil. Equivocarse
El error mayor. Abandonarse
La raíz de todos los males. El egoísmo
La distracción más bella. El trabajo
La peor derrota. El desaliento
Los mejores profesores. Los niños
La primera necesidad. Comunicarse
Lo que hace más feliz. Ser útil a los demás
El misterio más grande. La muerte
El peor defecto. El malhumor
La persona más peligrosa. La mentirosa
El regalo mas bello. El perdón
Lo más imprescindible. El hogar
La ruta mas rápida. El camino correcto
La sensación más grata. La paz interior
El resguardo mas eficaz. La sonrisa
El mejor remedio. El optimismo
La mayor satisfacción. El deber cumplido
La fuerza mas potente. La fe
Las personas mas necesarias. Los Padres
La cosa más bella. El Amor .




Supuestmente ellos primeros 20 km son lisos, según Manuela y los del bar en donde cenamos, pero deben ser en coche porque nosotros subimos varias rampas. 



En Fuenteroble de Salvatierra el cura Blas nos enseña el pedazo de albergue que está a medio construir. Tiene de todo, sala para pensar, para  dormir juntos, para dormir separados, para ciclistas, para andarines, para rezar... y sigue expandiéndose. 



Nos dan un café muy bueno los hospitaleros italianos que andan por allí. Llega un japonés que vimos ayer, negro, como si hubiera estado tomando el sol en Benidorm y nos dice que en su pueblo es psiquiatra, o algo así. Lleva un libro aparte en donde pone los sellos que más le gustan.



Compramos unos hornazos y fruta para comer en el Pico de la Dueña. Hay dos caminos. Elegimos el subidón, no vaya a ser que nos encontremos otra vez con el singer-morning que nos encontramos en Galisteo y nos diga que hemos elegido la vía fácil, que es una "mariconada". En ese caso no sujeto al Sr. Paniagua, que con su fino verbo, no tiene parangón. El camino nos obliga a empujar la bici y yo me quedo sin pila. 

Necesito una sobredosis de frutos secos y de dátiles  para llegar arriba, aparte de ayuda de José Luis que está como un toro (de fuerte).

Comemos los hornazos y recobramos la presencia de ánimo. Tiramos hacia abajo clavando los frenos porque la pendiente es muy abrupta y lleno de piedras. 


Antes de llegar a San Pedro de los Rozados, un chaval que viene con una mountain bike nos ofrece unas cervezas en su casa. Del puro esfuerzo no le había visto y ha sido él quien nos ha saludado.

En Morille nos sorprenden las construcciones y vemos a uno de los vitorianos que dice que se queda. Enfilamos a Salamanca, pinchamos, lo que nos retrasa la entrada. 


Gran albergue y un sorpresón: a Pani le llama Luis, un forero de Foro MTB, que dice que viene a buscarnos. No tenemos mucho tiempo porque el albergue cierra a las 10. Nos lleva a la taberna Celta, que invita a cenar al primer peregrino que llega. Nos ponen de beber y de comer hasta las trancas: "que no falte de nada, que son peregrinos". Nos invita a cenar y nos cita a la mañana siguiente para desayunar.

Nos despistamos un poco y llegamos al albergue a las 10,15. Estaba cerrado. Luis llama y cuando aparece el hospitalero, le dice: "Que traigo a  estos peregrinos que me he encontrado perdidos por Salamanca..., a ver si los dejan dormir aquí". El hospitalero, un tipo de Texas (EEUU) nos deja pasar con cara paternal...


Una lástima, había un ambientazo en Salamanca como para olvidarnos del albergue. Con las cervezas que nos dieron en vaso de sidra, fuimos capaces de meternos en el saco. Toda una proeza.

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