viernes, 30 de abril de 2010

Etapa 7. Miércoles 28 de abril. Palizón



Madrugamos un poco más porque el perfil de esta etapa es de aupa. La Sra. Elena nos pone un café en un tazón tamaño orinal, con tostadas, magadalenas y un huevo duro (tapa oficial del establecimiento, te lo ponen aunque vayas a sellar una primitiva).

Nos hacemos fotos con ella y nos despide con besos y abrazos y dándonos instrucciones para no perdernos.



Otra vez el paisaje nos sorprende. Tardamos casi cuatro horas en hacer 25 km. 


El trazado no es complicado pero constantemente tenemos que bajarnos de las bicis a abrir y cerrar cancelas. Otras también para cruzar los doscientos mil riachuelos que hay por adoquines colocados "a tal fin", que diría el Sr. PiterChampion. También vamos más lentos por el paisaje.



Llegamos al arco de Caparra en el que están haciendo excavaciones. Tomamos un bote frío en el centro de interpretación y seguimos.



Un francés dice que solo hace 20 km al día porque así va muy bien y que ha visto gente hacerse el doble e irse a casa con tendinitis. "Según nuestras últimas noticias, Santiago sigue en el mismo sitio", le decimos, "así que hace ud. muy bien".



Llegamos a Aldeanueva del Camino tocados por tanto calor y tanta cuesta. Cruzamos un río sin descalzarnos previamente y.... nos metemos en el agua, como es normal. No importa hace mucho calor.



Entramos en casa Sebas y nos seduce con unas judias blancas, que ayudarán más adelante  en la transmisión.... pollo asado, postre y café a 9 leuros. Imposible meterse todo eso en el cuerpo. Lo que si consigue es que nos vayamos a un parque cercano y nos desplomemos debajo de un árbol.


Desde allí se llega a Baños de Montemayor subiendo y desde Baños a Calzada de Béjar por el puerto del mismo nombre. Todo un subidón que nos deja para el arrastre. No tenemos ganas ni de hacer fotos.


Cuando llegamos al pueblo estamos literalmente agotados. El último kilómetro de subida nos hemos bajado de la bici. Viene un coche de frente, no tengo fuerza ni para apartarme. Menos mal que viene a 10 por hora y me da tiempo a quitarme, que yo voy a 4 por hora. Es casi, como el chiste que decía que una tortuga había atropellado a un caracol. "¿Qué ha ocasionado el accidente?", dice el guardia. Un paisano dice "Exceso de velocidad, seguro".

Hablamos con nuestros amigos bicigrinos que ansian novedades y animan lo suyo.



Mañana serán más km (todos los días nos salen más km de los "oficiciales", no se como nos las apañamos).

Nos alojamos en una casa rural. El Sr. Paniagua y yo estamos para pocos ruidos....

Al ir a cenar, estaban recogiendo, nos dicen que nos preparan lo que pidamos. "¿Qué es eso que huele tan bien", "Es nuestra comida de mañana....pollo en salsa", "sentaos, que eso es lo que vais a cenar vosotros", "no, que es vuestra comida...", "es igual, mañana hacemos el mismo plato de nuevo".

Y eso hicimos, cenar como el Quico, que dirían en mi pueblo.

Etapa 6. Martes, 27 de abril de 2010. Agosto en abril



Empezamos una fuerte subida por camino, con muchas piedras. El paisaje acompaña. Elegimos carretera para subir el puerto del Castaño que se hace corto. Una pareja de holandeses nos dicen que su etapa es de 90 km. Nosotros "sólo" de 50 (que al final han sido 56, porque somos así de generosos). 



Hoy queremos llegar a Carcaboso para conocer a la señora Elena y porque queremos descansar para estar mañana algo más fuertes. Al día siguiente tendremos la etapa más larga y dura de todas las que vamos a hacer hasta Zamora.


Vemos al alemán con el que estuve hablando ayer y me pregunta si llamamos para reservar en el albergue a donde nos dirigimos. Al utilizar el verbo "to book", me acuerdo de las impagables clases de goma-espuma cuando enseñaban el significado de libro (book) y libra (pound) y ponían el siguiente ejemplo: "When do you pound?", y contestaba, "I book on monday".


Desde Grimaldo hay dos alternativas, una para andarines y otra para bicis. 

Nos metemos por el borde de un canal de agua que termina en una maraña de ramas, higuera incluída. Otra vez en la dirección de la nada, camino a que nos coman los lobos. Desestimamos la oferta.


Como dice el Sr. Paniagua: "las alternativas para los toreros", y nos vamos por carretera hasta Riolobos, después de hablar con unos holandeses que llevaban un plano mejor que el nuestro.

Desde Riolobos vamos a Galisteo, después de una parada técnica en  el bar del pueblo.


Después de comer le hacemos unas fotos a Gaisteo, que está amurallado, y como hoy ha sido menú en vez de bocata, nos tiramos en el cesped a bocajarro.  A la salida del pueblo, donde hay un puente, un río y un cerro de verde con árboles. Calor insufrible.... 



El Sr. Paniagua ha sido prudente al contestar a un canta-mañanas vestido de madelman, que nos ha dicho que el subir por carretera el puerto del Castaño había sido una "mariconada". 



Le ha dicho José Luis que para eso estaban las opciones y que puertos nos hemos hinchado a subir ya, en vez de recontracagarse en la madre del topo, por el tonito del gallego de los cojones. Es de esos tipos que están encantados de conocerse.

En veinte minutos nos vamos a Carcaboso y nos alojamos en casa de la señora Elena, dulce anciana cuida-peregrinos que acaba de mandar a "txc" a un drogata que estaba pidiendo en su puerta.

¡Lo que hacen el saber y las canas!

Después de alojarnos nos vamos a cenar y caen no sé cuantos botellines, a 1,10 €, lo cual ha sido la perdición de José Luis, al que le he cantado durante toda la noche todo lo que sabía en materia de ronquidos.


martes, 27 de abril de 2010

Etapa 5. Lunes, 26 de abril. Puesta de sol

Antes de nada, muchas gracias por los comentarios... y especialmente a nuestros amigos bicigrinos, a los que veremos pronto, que nos llaman constantemente. Mención especial a Juan y a Marian que lo tienen complicado....



Salimos de Aldea del Cano dirección Cáceres. El campo sigue en su línea, aunque con menos árboles. Nos encontramos a un chaval cacereño que venía con su bicicleta de montaña. Charlamos con él y nos dice que cojamos un tramo de carretera. Le hacemos caso, porque hacía un momento estábamos en un prado lleno de flores de medio metro, entre tres carreteras y sin una señal y curiosamente sin camino.  No entiendo como hemos ido a parar allí.



Otra vez perdidos.... está claro que nos hacen falta Arancha y Nacho diciéndonos "derechaaaaaa", "izquierdaaaaa", vía gps. Nos despistamos por ir viendo cómo está todo de bonito.


En fin, entramos en Cáceres y en una plaza perdemos de nuevo las señales. No nos entretenemos, salvo para sellar y quejarnos de que en las grandes poblaciones no ponen mucho interés en señalizar. 

Encontramos al hospitalero de Burgos, más quemado que la moto de un hippy (por el calor). Le saludamos y tiramos para El Casar de Cáceres, en donde la cartera del pueblo nos indica donde comer. Todo un acierto. Coincidimos con dos chavales de Vitoria, también en bicicleta a los que decimos donde dormiremos y se apuntan el dato.



A las 3 de la tarde, a 75º a la sombra, nos tiramos monte arriba para hacer los 20 km que nos faltan para el Embalse de Alcántara. Se hacen "cortos" por el paisaje y porque la vía está en buenas condiciones.



Los últimos km son de una gran belleza por el paisaje y cuando llegamos al albergue, el remate. Situado en todo lo alto de un mirador, con el embalse enfrente. Otro sitio de diseño. Nos lavan la ropa y nos dan una habitación de cuatro camas para los dos.
Entablo conversación con un alemán que dice que el sitio es tan bonito que se va a quedar más de un día, que a este paso va a necesitar cuatro años para llegar a Santiago.



Llegan los chavales de Vitoria. La alberguera nos deja una paellera eléctrica en donde hacemos unos espagueti que hemos comprado, junto con queso del Casar. 

Como seguiemos sin ser del mismo Bilbao y no nos podemos comer medio kilo entre dos, invitamos a los Vitorianos a cenar con nosotros. Entre los cuatro caen los espagueti sosos, con el queso, que le da vidilla y unos plátanos ya maduros a fuerza de caerles el sol a plomo durante el trayecto de hoy.



Un poco antes se ha puesto el sol enfrente del albergue y me he hinchado a hacer fotos, que para eso son gratis.


lunes, 26 de abril de 2010

Etapa 4. Domingo, 25 de abril. Monumental



Abandonamos el albergue de lujo, en el que hemos dormido con edredones noruegos, en una habitación de 60 m2 para los dos, pasando calor y frío al 50%, según me tapaba/destapaba.



Al poco llegamos a Mérida, compramos un abono de 12 € cada uno para ver la ciudad y pasamos dos horas viendo monumentos, esta vez de piedra. 



Hace mucho calor. Empieza a hacerse tarde y nos vamos hacia el embalse de Proserpina, que tiene unas vistas espectaculares. 

El Sr. Paniagua mete la cadena entre el plato pequeño y el cuadro y nos las vemos y deseamos para sacar aquello y que rule de nuevo. El paisaje es el que estamos viendo hasta la fecha: floripondios a diestro y siniestro, árboles y piedras.



Llegamos como podemos a Aljucén y un bar situado estratégicamente al lado de la iglesia nos pone de nuevo  la presencia de ánimo en su sitio, una vez consumidos un jarrón de cerveza con limón (bebida oficial de este periplo) y unos huevos fritos, jamón, chorizo y patatas. El señor tenía hasta café bombón, increíble.



Nos vamos cuando más calor hacía, como no podia ser de otro modo, hacia Alcuescar, donde volvemos a parar y utilizar la técnica Zugasti de recomposición corporal: un bote de CocaCola helado, con hielo y en este caso aderezado de frutos secos. Justo lo necesario para llegar a Aldea del Cano, pasando por el puente romano de Casas de Don Antonio.


En el albergue no hay ni Dios que informe, pero un hospitalero de Burgos nos dice, unas 10 veces que a lo mejor no nos habíamos enterado con las nueve primeras, que hay tres camas libres y que preguntemos en un bar. Hecho. Por tres leuros, cada uno nos aposentamos y por 10 cenamos de vicio viendo como el Getafe le mete 4-3 al Sevilla. Este fin de semana han ganado todos los equipos madrileños. Hasta el Atlético de Madrid.




Etapa 3. Sábado, 24 de abril. La plaza de toros más antigua de España



La Sra. María, del Hogar del Pensionista nos pone de desayunar porras, tostadas, mantequilla, mermelada, aceite y manteca "colorá". Dice el Sr. Paniagua que al desayuno solo le faltaba un "Almax" para ser completo.

Primera prueba que nos manda el Santo... , sin tener en cuenta el  olor de "eau du gorrino" que nos acompaña a la salida del pueblo, un riachuelo imposible de pasar con la bici, salvo remangándose y metiéndonos en el fango más de medio metro.



 Menos mal que viene un peregrino catalán y hacemos una especie de "cordada" y las pasamos entre los tres, en vilo. Empezamos bien, de barro hasta las trancas.

Según nos calzamos de nuevo y recorremos mil metros, más de lo mismo, salvo que este era menos profundo y no hay que pasar las bicis en volandas.





Gracias a estos momentos nescafé, se me han incrustado unas piedrecillas en el pie y tengo dos boquetes con los que camino tan ricamente. Aparte de las veces que me he atizado con el pedal en la pierna derecha que parece el mapa de Madagascar.

En el primer pueblo, "Puebla de Sancho Pérez" nos vamos a sellar y nos encontramos un sorpresón. Un albergue de 5 estrellas, de la Junta de Extremadura, con la plaza de toros más antigua de España (año 1300 aprox.) y con la Hermita (con "h"), porque es "Castuo" (lengua extremeña), de Ntra. Sra. de Belén. 





El chaval que lo regenta, José Luis, nos enseña la plaza, la parte alta de la iglesia, el albergue..., nos da el teléfono del de Torremejía, que acaban de abrir hace 10 días.... muy atento y amable.





Llegamos a Zafra, vemos la Plaza Grande, la Chica y dos bodas. Como no íbamos de etiqueta, no parecía posible quedarnos a comer ni siquiera de parte de la novia, así que nos vamos a Los Santos de Maimona en donde el Sr. Paniagua tiene que encargar un gato hidráulico para cerrar el bocata de cuatro pisos de calamares que le han puesto.





En Villafranca de los Barros no encontramos a nadie para sellarnos, pero a cambio un chaval se ofrece a llenarnos los tanques de agua en su casa. Todo un detalle porque hace un calor mortal.

Salimos hacia Torremejía, reservamos el albergue por teléfono y se nos hace eterno el recorrido porque aunque es rápido, es un poco soso. Cuando estamos más agotados, llegamos a un punto en el que por delante, un río impracticable, y por otro 4 metros de desnivel terrero de la vía del tren, con una pendiente del 80%.

Llega un chaval del mismo Bilbao, agarra la bici como si fuera un botijo y se sube el terraplén con un par. Nosotros que no somos de Bilbao, ni siquiera del norte de nuestro pueblo, empujamos entre los dos para salvar el desnivel de subida y luego el de bajada.

Llegamos a Torremejía y nos vamos al Palacio de los Lastra, albergue tan nuevo que no tenía instalada ni la lavadora. Eso sí, instalaciones de lujo y una habitación inmensa para nosotros solos.




Etapa 2. Viernes, 23 de abril. Paisajón



 































 

Nos vamos a Casa Antonino y nos pone unas tostadas XXXL, con lo que salimos tan contentos. Hasta El Real de la Jara todo es paisaje, paisaje. Está el campo reventón de tanto color, tanta flor amarilla, blanca y morada. 

Paramos a comer algo y vemos a lo alto un Castillo, al que no subimos porque de cuestas andamos sobrados a estas alturas (y las que nos quedan).
A unos 10 km de Monesterio paramos en un restaurante y charlamos animadamente con unos chavales de Cáceres y con una familia de Almendralejo. 

Después del bocata, esos 10 km. son por carretera y de subida sin compasión. En Monesterio dejamos de ver el Monasterio de Tentudia (buen vino, por cierto) porque íbamos un poco justos de tiempo y todavía nos quedaban 30 km. de ruta hasta Calzadilla de los Barros (¿será por eso por lo que la bici está hecha un barizal?).


En Fuente de Cantos, la genta va a toda pastilla por las calles, hablando por el movil. Pani se agobia.... Cruzamos el pueblo y nos vamos a nuestro destino. Casi una autovía, comparado con lo que hemos pasado. Hacemos los 7 km en 20 minutos....



En Calzadilla buscamos a quien tiene la llave del albergue, como si fuera willy. Localizamos el hogar del pensionista, pagamos y subimos casi dos km. hasta el mismo (a modo de propina, por hacer más de 70 km. que quedan muy rendondos). Estamos solos en todo el albergue. No se por qué lavamos la ropa, no se seca ni de coña.

  



José Luis dice que no sabe si lavarla o donarla a la ciencia, porque habitan encima más de cien ecosistemas vivos dignos de estudio. 
 

Etapa 1. Jueves, 22 de abril. La Pasión


Según nos levantamos, suena el techo del albergue como si hubiera que llenar los pantanos de toda Andalucía en un día. Desayunamos y nos vestimos de buzo. Tardamos más porque hay que ir de compras. Paramos en el "decartón" de Camas, que estaba en el recorrido a comprar una toalla, que el Sr. Paniagua había dejado olvidada.

Afortunadamente deja de llover y a mejorar el tiempo. En breve llegamos a Santiponce y vemos las ruinas romanas de Itálica por la cara, gracias a la Junta.
Entre Santiponce y Guillena pasamos por el Arroyo Mateo. Eso es para filmarlo. 


Nos pusimos de barro hasta el corvejón. Después, más de lo mismo porque el camino estaba inundado. Constantemente quitábamos barro a las ruedas, desviador y frenos. A puñados. Aquello no andaba ni a tiros.

En Guillena buscamos un lavado a presión. Cuando terminamos llegó un volquete a retirar el barro. Dijeron que con lo que sacaron tenían para hacer una urbanización de seis chalets de adobe.

Nos indica un lugareño que vayamos por carretera hasta "Bastiblanco" (por Castiblanco de los Arroyos),  y así lo hacemos, en donde nos metemos unos bocatas para aguantar el tirón que nos esperaba. 

Unos 16 km más adelante entramos en la finca "El Berrocal", que es un parque natural. Vemos gamos o corzos, no se lo que eran y un paisaje de lujo. Tan ensimismados íbamos que se nos pasó una desviación a la izquierda.



Llegamos al Centro de Interpretación. Ni una señal por donde tirar. Después de múltiples llamadas telefónicas. Lecturas de documentación y deliberaciones varias, tenemos que dar la vuelta. Son las 20:30 y no sabemos por donde tirar. Por fin vemos el desvío y a José Luis se le rompen, primero dos y luego los otros dos enganches de las alforjas.

Unas las embridamos y las otras van encima del saco, sobre el transportín. Se nos hace de noche y nos queda lo peor. Cuando empezamos a ascender por la cuesta de "El Calvario", no vemos, llueve, nos quedamos casi sin agua, y tenemos que empujar las bicicletas entre los dos. Primero subimos una unos 100 m y luego la otra. 



En un momento, como no se veía, meto la pata en un barrizal y cuando la saco había desaparecido la deportiva, abducida. Me la recupera el Sr. Paniagua y me calzo de nuevo, como puedo. Las zapatillas son de color chocolate, pero con otro sabor.
 
Ahora, con una cerveza en la mano, según lo estás leyendo, parece que no es tanto, pero yo estaba empezando a hiperventilarme. Julio nos reserva en un hostal de Almadén de la Plata. Mientras tanto, seguíamos subiendo, a tientas, con las luces de la bicicleta intentando ver las señales. 

Si cuando hacemos cumbre no vemos las luces del pueblo, a 800 m. más abajo, yo llamo a los Geo y a la Guardia Costera para que nos saque de allí.

Llegamos a las 23:00 al hostal, después de bajar por una torrentera, por supuesto empujando la bicicleta. Estábamos cenando a las 00:00 y acostándonos a la 01:00. Acabamos de pasar "El Calvario"  y el hostal estaba en la calle de la Cruz. Sólo le faltó al día un batusi que nos la clavara.