Según nos levantamos, suena el techo del albergue como si hubiera que llenar los pantanos de toda Andalucía en un día. Desayunamos y nos vestimos de buzo. Tardamos más porque hay que ir de compras. Paramos en el "decartón" de Camas, que estaba en el recorrido a comprar una toalla, que el Sr. Paniagua había dejado olvidada.
Afortunadamente deja de llover y a mejorar el tiempo. En breve llegamos a Santiponce y vemos las ruinas romanas de Itálica por la cara, gracias a la Junta.
Entre Santiponce y Guillena pasamos por el Arroyo Mateo. Eso es para filmarlo.
Nos pusimos de barro hasta el corvejón. Después, más de lo mismo porque el camino estaba inundado. Constantemente quitábamos barro a las ruedas, desviador y frenos. A puñados. Aquello no andaba ni a tiros.
Nos pusimos de barro hasta el corvejón. Después, más de lo mismo porque el camino estaba inundado. Constantemente quitábamos barro a las ruedas, desviador y frenos. A puñados. Aquello no andaba ni a tiros.
En Guillena buscamos un lavado a presión. Cuando terminamos llegó un volquete a retirar el barro. Dijeron que con lo que sacaron tenían para hacer una urbanización de seis chalets de adobe.
Nos indica un lugareño que vayamos por carretera hasta "Bastiblanco" (por Castiblanco de los Arroyos), y así lo hacemos, en donde nos metemos unos bocatas para aguantar el tirón que nos esperaba.
Unos 16 km más adelante entramos en la finca "El Berrocal", que es un parque natural. Vemos gamos o corzos, no se lo que eran y un paisaje de lujo. Tan ensimismados íbamos que se nos pasó una desviación a la izquierda.
Llegamos al Centro de Interpretación. Ni una señal por donde tirar. Después de múltiples llamadas telefónicas. Lecturas de documentación y deliberaciones varias, tenemos que dar la vuelta. Son las 20:30 y no sabemos por donde tirar. Por fin vemos el desvío y a José Luis se le rompen, primero dos y luego los otros dos enganches de las alforjas.
Unas las embridamos y las otras van encima del saco, sobre el transportín. Se nos hace de noche y nos queda lo peor. Cuando empezamos a ascender por la cuesta de "El Calvario", no vemos, llueve, nos quedamos casi sin agua, y tenemos que empujar las bicicletas entre los dos. Primero subimos una unos 100 m y luego la otra.
En un momento, como no se veía, meto la pata en un barrizal y cuando la saco había desaparecido la deportiva, abducida. Me la recupera el Sr. Paniagua y me calzo de nuevo, como puedo. Las zapatillas son de color chocolate, pero con otro sabor.
En un momento, como no se veía, meto la pata en un barrizal y cuando la saco había desaparecido la deportiva, abducida. Me la recupera el Sr. Paniagua y me calzo de nuevo, como puedo. Las zapatillas son de color chocolate, pero con otro sabor.
Ahora, con una cerveza en la mano, según lo estás leyendo, parece que no es tanto, pero yo estaba empezando a hiperventilarme. Julio nos reserva en un hostal de Almadén de la Plata. Mientras tanto, seguíamos subiendo, a tientas, con las luces de la bicicleta intentando ver las señales.
Si cuando hacemos cumbre no vemos las luces del pueblo, a 800 m. más abajo, yo llamo a los Geo y a la Guardia Costera para que nos saque de allí.
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