miércoles, 6 de mayo de 2009

Etapa 8. Sábado 2 de mayo de 2009. De Arzúa hasta la plaza del Obradoiro en Santiago






Sólo nos quedan 38,5 km hasta Santiago. Lo dice un mojón que está enfrente del albergue Utreia, en Arzúa. Cuando nos levantamos no queda ni el gato. Todos los franceses han salido después de armar la de Dios es Cristo.

Bien, desayunamos y me dice la señora que si nos ha puesto una tapita de queso. "No". "Pues ahora os la pongo", salgo a colocar los bártulos y a decirles a los otros cuatro que tienen queso en la barra. Termino de colocar todo y al ir a por el queso, como los ratones, me han dejado el plato más pelado que la calva del Pani. "Coño, qué listos, me han dejado en blanco". "¿No has comido?, me pregunta la señora. "No". "Pues ahora te preparo a ti una tapa". Y disfruto de un tiempo de relax y de un poco del famoso queso de Arzúa. Gracias, señora.

Vamos de corto todos. "Extra, el belga se destapa", para que vean que debajo de las cinco capas de ropa habituales hay brazos y piernas.

No sabemos por qué, pero vamos cantando todo el camino. El Pani, se sabe todas las jotas segovianas y le hacemos los coros. Nos miran los peregrinos a pie y se sonríen, más si son extranjeros. Del fondo del bosque brota una voz. Miramos y un lugareño nos hace aspavientos y nos saluda y anima.

Descansamos de vez en cuando, pero tenemos ya las piernas tan hechas a subir que no nos bajamos a empujar en ninguna cuesta. Hoy Julio no se ha tomado la pastilla de la tensión y sube con todas las pulsaciones a tope.

Disfrutamos cada metro, aunque sea subiendo. Nos encontramos con unas peregrinas con las que nos hacemos fotos. Yo me entretengo con unos italianos que me hacen un par de ellas. Muy amables....

A un km del Monte do Gozo vemos a una señora mayor. Prácticamente desplomada sobre su bastón. Juan va hacia ella. El resto después. Pedro le da su botella de agua. José Luis le ofrece comida. "No, me sienta mal. Prefiero comer cuando llegue al albergue. ¿Cuánto queda?". "Un km". "Gracias". Nos vamos.

En fin, llegamos al Monte do Gozo, nos ponemos las camisetas diseñadas para la ocasión y después de hacernos fotos, nos tiramos en caída libre hasta la plaza del Obradoiro, en la que nos recibe casi toda la familia Zugasti con mucho ruido, fotos y mucho cariño.

Gracias. Gracias. Gracias.

Hacemos una comida "sencilla" de más de dos horas. Nos hospedamos en una pensión y yo me voy a la catedral. A las 19:30 ponen el botafumeiro. No lo he visto nunca y no me lo quiero perder...

Después de un paseo por la parte antigua, ducha y cambio de ropa, nos recogen a Julio, Pani y a mi para darnos un homenaje ya tradicional: Mariscada gallega. Risas y recuerdos de todos los días pasados. Un lujo....

Nos vamos a dormir y caemos en 1 minuto. No nos da tiempo a intimar con unas arañas que había en la terraza de la habitación, que deben ser antiguas y de confianza, por lo gordas que estaban.

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