Guillena-Almadén de la Plata
El viaje a Sevilla, con varios contratiempos: salir un poco tarde, dejar la fragoneta en un polígono donde no llega la luz del día, jugarnos el tipo cruzando la autovía y rezar para que un taxi, después de dos llamadas viniera a rescatarnos. Perdimos el autobús a Guillena y tuvo el buen hombre que llevarnos al lugar de origen. Cena de congelados Findus y a dormir.
El viaje a Sevilla, con varios contratiempos: salir un poco tarde, dejar la fragoneta en un polígono donde no llega la luz del día, jugarnos el tipo cruzando la autovía y rezar para que un taxi, después de dos llamadas viniera a rescatarnos. Perdimos el autobús a Guillena y tuvo el buen hombre que llevarnos al lugar de origen. Cena de congelados Findus y a dormir.
Cualquiera diría que dormir en un chalé significa un lujo asiático. Pues hubo que tirar un par de colchones al suelo y Juan al sofá, como los buenos matrimonios. Así dormimos, así nos despertamos. Y para desayunar, un pic-nic que tuvimos que calentar después de averiguar donde estaba la bombona de butano y conectarla, "a tal fin".
Según nos levantamos, empezamos a pertrecharnos y deberíamos tener tal pinta que el cielo se puso a llorar. Llueve que te llueve, pasamos Burgillos, Castilblanco de los Arroyos y nos encaminamos a Los Berrocales, con niebla, lluvia y a veces seco. Si hubiéramos tomado el Camino en Guillena, en vez de la carretera, estaríamos atascados en el barro todavía.
Los Berrocales sigue siendo una gran experiencia, muy bonita la finca y este año, sabiendo lo que nos pasó el pasado, se ha llevado mejor. El truco: dos plátanos, 30 km. menos en las piernas e ir sin sillín. Todo un acierto.
El Calvario ha sido un vía crucis igual, pero de día los gatos son menos pardos.
Hemos llegado a Almadén de la Plata y la pensión Conchi nos ha recibido con los brazos abiertos, nos ha dado de cenar y gracias a unos austriacos muy amables hemos tenido mesa a una hora decente, porque todo estaba a reventar.
Hemos llegado a Almadén de la Plata y la pensión Conchi nos ha recibido con los brazos abiertos, nos ha dado de cenar y gracias a unos austriacos muy amables hemos tenido mesa a una hora decente, porque todo estaba a reventar.
Hemos dado una vuelta por el pueblo y nos han regalado un gorrino a cada uno, con formato de llavero, todo esto por buscar sitios para sellar la cartilla cupón-hogar-moderno.
Pedro hace vídeos cada 10 minutos y los envía a toda la parroquia por internet, cosa que agradecen por estar viviendo el Camino casi a tiempo real.
Recuerdos a todos los no presentes por un motivo u otro.
Mañana tenemos más de 70 km para disfrutar.
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