Castrojeriz a Sahagún
A las 6:30, como habían dicho, nos encienden las luces en plan cuartel. Nos ponen cantos gregorianos y no me he reído nunca tanto a esa hora.
Un peregrino le dice al hospitalero que ponga los cantos más altos, que hay mucho sordo. Había uno que decía que no había oído ningún ronquido en toda la noche. Normal, era él el que a las antes de las 10 de la noche del día anterior estaba poniendo la música.
Otro dice que al levantarse se había pegado un porrazo con una viga de madera y se había desorientado, entonces se metió en la cama de otro y que al notar un culo desconocido... tuvo que ir palpando hasta localizar su litera.
Nos dan de desayunar, echamos en la hucha el donativo y nos vamos, no sin que nos cuenten algunas historias de templarios y sus iglesias y los lugares por los que vamos a ir pasando.
La subidita desde el pueblo hasta los primeros 2 ó 3 km tiene tela. Al final de la pendiente me encuentro a un alemán con el que estuve cenando en Roncesvalles y le digo que como coño está allí, si yo voy en bici y él andando. Me dice que había tomado el tren. Otro guiri me dice que el paisaje es "lovely", aunque no se veía un carajo con la niebla que hacía. Nos quiere hacer una foto y dice que digamos "potato". Como la cámara se queda sin pilas, al reemplazarlas y ponerse en posición dice "more potatoes". Nos reímos. Nos vamos, y 2 ó 3 km más tarde, al lado del albergue de San Nicolás, una de las 200.000.000 de chinas del camino me pincha la rueda trasera. Parada a cambiar la goma.
Seguimos y vamos pasando por diferentes pueblos. En uno de ellos, paramos a pedir agua y aparecen Javier y David, otros que no se los quedaron en Atapuerca. Continuamos los cinco juntos hasta Carrión de los Condes.
En la iglesia templaria de Villalcázar de Sirga, Santa María la Blanca, que nos había dicho el hospitalero que visitásemos, hay unas corrientes "telúricas" ¿?. En una posición de la iglesia las brújulas se vuelven locas y no saben a donde apuntar. La iglesia tiene una nave derruida debido al terremoto de Lisboa de mil setecientos y pico.
Llegamos a Carrión de los Condes pidiendo la extremaunción. No damos una pedalada más sin reponer fuerzas. Comemos y mis compañeros dicen que no siguen. Javier tiene problemas con las rodillas y David con los cuadriceps. Están pensando en abandonar y volver a Madrid. Les digo que se queden a dormir, que hablen con un masajista, fisio o similar y que mañana vean qué hacen según se encuentren.
Yo sigo adelante con Ronald y Begoña hasta Sahagún, otros 42 km de más. Llegamos después de algo más de tres horas. con el viento en contra casi todo el camino, hechos polvo. Nos hospedamos en el albergue desde donde estoy escribiendo (gratis por la patilla, no como otros a 1 € los 18 minutos). Con la emoción del relato, estoy hasta las 23:00 enganchado al ordenador y tengo a la pobre recepcionista sin decir ni pío hasta que me doy cuenta de la hora. Se tenía que haber ido hace más de media hora... Me disculpo.
Curioso este albergue, muy curioso... el Viatoris.
Un peregrino le dice al hospitalero que ponga los cantos más altos, que hay mucho sordo. Había uno que decía que no había oído ningún ronquido en toda la noche. Normal, era él el que a las antes de las 10 de la noche del día anterior estaba poniendo la música.
Otro dice que al levantarse se había pegado un porrazo con una viga de madera y se había desorientado, entonces se metió en la cama de otro y que al notar un culo desconocido... tuvo que ir palpando hasta localizar su litera.
Nos dan de desayunar, echamos en la hucha el donativo y nos vamos, no sin que nos cuenten algunas historias de templarios y sus iglesias y los lugares por los que vamos a ir pasando.
La subidita desde el pueblo hasta los primeros 2 ó 3 km tiene tela. Al final de la pendiente me encuentro a un alemán con el que estuve cenando en Roncesvalles y le digo que como coño está allí, si yo voy en bici y él andando. Me dice que había tomado el tren. Otro guiri me dice que el paisaje es "lovely", aunque no se veía un carajo con la niebla que hacía. Nos quiere hacer una foto y dice que digamos "potato". Como la cámara se queda sin pilas, al reemplazarlas y ponerse en posición dice "more potatoes". Nos reímos. Nos vamos, y 2 ó 3 km más tarde, al lado del albergue de San Nicolás, una de las 200.000.000 de chinas del camino me pincha la rueda trasera. Parada a cambiar la goma.
Seguimos y vamos pasando por diferentes pueblos. En uno de ellos, paramos a pedir agua y aparecen Javier y David, otros que no se los quedaron en Atapuerca. Continuamos los cinco juntos hasta Carrión de los Condes.
En la iglesia templaria de Villalcázar de Sirga, Santa María la Blanca, que nos había dicho el hospitalero que visitásemos, hay unas corrientes "telúricas" ¿?. En una posición de la iglesia las brújulas se vuelven locas y no saben a donde apuntar. La iglesia tiene una nave derruida debido al terremoto de Lisboa de mil setecientos y pico.
Llegamos a Carrión de los Condes pidiendo la extremaunción. No damos una pedalada más sin reponer fuerzas. Comemos y mis compañeros dicen que no siguen. Javier tiene problemas con las rodillas y David con los cuadriceps. Están pensando en abandonar y volver a Madrid. Les digo que se queden a dormir, que hablen con un masajista, fisio o similar y que mañana vean qué hacen según se encuentren.
Yo sigo adelante con Ronald y Begoña hasta Sahagún, otros 42 km de más. Llegamos después de algo más de tres horas. con el viento en contra casi todo el camino, hechos polvo. Nos hospedamos en el albergue desde donde estoy escribiendo (gratis por la patilla, no como otros a 1 € los 18 minutos). Con la emoción del relato, estoy hasta las 23:00 enganchado al ordenador y tengo a la pobre recepcionista sin decir ni pío hasta que me doy cuenta de la hora. Se tenía que haber ido hace más de media hora... Me disculpo.
Curioso este albergue, muy curioso... el Viatoris.
1 comentario:
Buenos días Sr. Marqués,
El miercoles o jueves le escribí un comentario que, seguramente por mi torpeza, no se ha publicado.
Como quiera que ya ha dejado atrás Itero del Castillo, el Pisuerga y Boadilla del Camino, pues nada.
No puedo dejar pasar la ocasión para decirle que está Vd. hecho un jabato y que me tiene absolutamente asombrado. Es Vd. mi idolo.
Le queria haber comentado que, a la altura de Villalcazar de Sirga, sale una carretera que le hubiera llevado a Villoldo (entiendo que no está Vd. para hacer ni un solo km de más) donde hay una panadería pastelería (lo típico de los pueblos) donde hacen unas yemas que cortan el hipo.
No pierda Vd. el ánimo. ¡Adelante!.
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